Por Franco Lizarzuay, especial para Minuto Entre Ríos

El 14 de julio fue una jornada histórica para Rosario Central. Mientras la ciudad celebraba la presentación de Ángel Di María como nuevo jugador Canalla, a cientos de kilómetros, en Larroque, otro chico daba su primer paso en el club que también sueña defender en Primera: Tiziano Bonella, categoría 2011, se convirtió oficialmente en futbolista de las inferiores auriazules.

Desde su pueblo entrerriano ya lo apodaron “el Fideo larroquense”, no por el apellido, pero sí por compartir el amor por la camiseta y el anhelo de dejarlo todo por Central.

Tiziano empezó a jugar en casa, con sus hermanos, y luego en Sportivo Larroque, donde tuvo que enfrentarse a chicos más grandes al no haber categoría 2011: “Fue una linda experiencia. No me costó tanto porque eran compañeros del cole”, recuerda.

Tuvo un paso por Central Larroque, entrenó durante años en Rosario Central, y más tarde regresó a su club de origen. Este 2025, tras una prueba impulsada por su hermano mayor, volvió a Central, esta vez para quedarse.

“Me sorprendió el nivel. Me piden que trabaje mucho lo físico, me estoy preparando para eso”, explica con seriedad. Entre sus recuerdos más emotivos están su primer gol, de penal ante Cerro Porteño, y aquella camiseta número 7 que no se quería sacar nunca. Tiene como ídolo a Lautaro Blanco y sueña con llegar a Primera para ayudar a su familia.

“Todo se da en algún momento. Todo es esfuerzo y sacrificio”, dice, convencido. Un chico humilde, con talento y valores, que empieza a construir su propia historia en el club que ya vibra con el regreso de otro hijo pródigo.